sábado, 30 de enero de 2010

Prohibido reírse


Una de las características del feminismo es su total carencia de sentido del humor. Un ejemplo reciente han sido las reacciones a un anuncio del ejército austriaco. Se trata de un spot que, irónicamente, invita a los jóvenes a alistarse con el argumento de que con un carro de combate se liga más que con un flamante deportivo, ilustrándolo con la cómica y estereotipada actitud de un grupo de atractivas chicas. Ante las críticas recibidas, el ejército ha retirado el anuncio.

El humor y la ironía son recursos cada vez más empleados por la publicidad. Apelan a la inteligencia y a la complicidad del consumidor, transmitiéndole de alguna manera el mensaje de que "sabemos que tú sabes que nosotros sabemos que sabes que... te queremos vender algo". Sin embargo, las restricciones a los temas o estereotipos de los que uno puede reírse no cesan de aumentar. Y las más frecuentes son las que de alguna manera cuestionan la ideología de género, según la cual la identidad sexual es un pura construcción cultural que sirve para justificar la opresión de las mujeres. Así, que las chicas puedan sentirse atraídas por un joven al volante de un deportivo, o bien es un estereotipo machista, o bien es la consecuencia de la alienación histórica sufrida por el sexo femenino. Una estupidez como un piano, evidentemente, pues cualquier adulto que no quiera ignorar su mera experiencia individual sabe que, efectivamente, los atributos de la posición social juegan un papel asimétrico en las raíces biológicas de la conducta sexual. Dicho claramente, que las mujeres valoran el prestigio, el poder o el dinero de sus compañeros en mayor medida que no al revés. Pero incluso aunque esto no fuera así ¿qué hay de malo en hacer un chiste sobre tan viejo tema? Si legítimo es criticarlo, al menos cuando incurre en el mal gusto, exigir su censura es una clara violación de la libertad de expresión.

Si quienes estamos hartos de la tontuna políticamente correcta exigiéramos la retirada de tantos anuncios, campañas institucionales y pretendidas obras de arte que ofenden a la inteligencia y repugnan al sentido moral, no acabaríamos. Pero es que además, no aspiramos a eso. Esta es la diferencia fundamental entre los comisarios del pensamiento único y quienes estamos hasta la coronilla de comisarios -y de misándricas mal folladas.