Esta tarde, después de comer, me he quedado dormido en el sofá, y he tenido un extraño sueño. He soñado que José Montilla se dirigía al parlamento autonómico, y proclamaba: "Acabar con el PP es salvar la raza catalana" ("acabar amb el PP és salvar la raça catalana"). Pero su catalán era más extraño de lo habitual, su acento parecía... venezolano. Entonces me he despertado, y tras la extrañeza inicial, me he dado cuenta de que mi subconsciente se había limitado a mezclar dos noticias recientemente leídas: Una se refiere a las palabras de Montilla ante el Consejo Nacional del PSC, en las que ha empleado la expresión "Pacto Cero con el PP", partido al cual acusa de atacar Cataluña. Y otra trata del discurso pronunciado ayer por Hugo Chávez, en la Asamblea Nacional, donde ha asegurado que "acabar con el capitalismo es salvar la raza humana", calificando a este sistema económico de "espantosa perversión".
Quizás sea por ello que el dictador venezolano ha devaluado la moneda en un 50 %, y que pretendiera empezar el racionamiento de la electricidad, aunque finalmente en esto último haya dado marcha atrás. No hay duda de que su modelo económico socialista es un ejemplo para el resto del mundo. Pero en su discurso dijo más cosas, como puede verse en un vídeo del blog de Martha Colmenares. Se proclamó marxista ("por primera vez asumo el marxismo" [largos aplausos]), y añadió que "el marxismo es la teoría más avanzada en la interpretación científica de la historia", así como "la más avanzada propuesta hacia el mundo que Cristo vino a anunciar hace más de dos mil años: El Reino de Dios aquí en la Tierra [aplausos], el reino de la igualdad, el reino de la paz, del amor..."
Que semejante botarate, semejante imbécil megalómano, presida un país que en tiempos fue de los más ricos de América, no puede menos que inspirarnos sombríos pensamientos sobre la especie humana. Si las crueles experiencias del siglo XX no sirven para impedir que en el XXI haya lugares del planeta en los cuales se caiga de nuevo en los mismos errores, me pregunto qué podría hacerlo.
Sin embargo, nada sería más ridículo que percatarnos de la triste situación de Venezuela, olvidando lo que tenemos aquí mismo. ¿Recuerdan que estamos gobernados por un Partido Socialista? Bueno, al menos todavía no han añadido bolivariano. Pero las palabras de Montilla no pueden quedar como un exceso más de los que se producen en las campañas o precampañas electorales. Que la máxima autoridad en Cataluña diga que un determinado partido "ataca" a esta comunidad autónoma, no es algo admisible en un país civilizado. Eso está bien para un Hugo Chávez, o un Hitler, pero en un país democrático no se puede tolerar que un gobernante justifique veladamente actitudes violentas contra personas que manifiestan determinadas ideas. En la práctica, aunque no en los términos, esto es mucho más grave que lo de aquel empresario que se refirió a los del PP diciendo que "habría que matarlos a todos". Porque estamos obligados a suponer que Montilla no es un imbécil ni un sonado que se cree el Mesías.