Un ejemplo clásico sería el verso del soneto de Quevedo "Casamiento ridículo",
Ella es verdad que es vieja, pero fea
Cuentan, y para el caso poco importa si la anécdota es apócrifa, que alguien fue un día a decirle a Salvador Dalí, acerca de su célebre colega:
-Picasso es comunista.
A lo que el genial ampurdanés respondió:
-Yo tampoco.
Esta mañana, El País nos ha ofrecido un ejemplo, no por involuntario menos gracioso. En la primera página de la edición digital podemos leer lo siguiente:
Islandia lidera las clasificaciones mundiales de libertad de prensa. Sin embargo, carece de leyes concretas para los medios.
No hay duda alguna de que este "sin embargo" merece figurar por derecho propio en toda antología del humor que se precie. Por lo visto, a su autor ni se le ha pasado un momento por la cabeza que a lo mejor lo que más contribuye a la libertad de prensa, por no decir a la libertad en general, es precisamente que los legisladores se mantengan lo más lejos posible del tema.
Cualquiera diría, eso sí, que al redactor en nómina de PRISA le escandaliza la situación islandesa. Ya velarán sus jefes por que aquí no se repoduzca.