domingo, 6 de marzo de 2011
La medalla de la paz
El tío de la boina es Egoitz Garmendia, dirigente de Segi (o sea, ETA). La imagen se encuentra entre los minutos 3:13 y 3:40 de este vídeo de TVE. No hace falta saber una palabra de vascuence, como es mi caso, para entender que, aunque en los subtítulos ponga "paz y libertad", en realidad ha dicho "independencia y socialismo" (indenpendentziara eta sozialismora, escucho yo).
En esta línea de rigor, el reportaje alude (minuto 9:56) a un estudio del gobierno vasco, según el cual en los últimos 15 años la kale borroka ha disminuido en un 94 %. Seguramente el dato es correcto, pero se omite el pequeño detalle de que la mayor parte de esta disminución se dio en la etapa de José María Aznar. Ya en el primer cuatrimestre de 2003, la violencia callejera en el País Vasco descendió un 86,4 % respecto al mismo período del año anterior. (Fuente.) Esto se debió a la ilegalización de Batasuna, contra la que muchos habían alertado, porque suponían que iba a provocar un recrudecimiento del "conflicto". Y también fue debido a las medidas judiciales que obligaron a responder civilmente de los daños causados por los niñatos de mierda de ETA, ya fuera a Batasuna o a sus tutores. Medidas que se aprobaron cuando gobernaba el PP.
Fue el presidente Aznar quien acabó prácticamente con la violencia en las calles del País Vasco, y quien estuvo a punto de terminar con ETA, hasta que su partido perdió las elecciones tras un atentado terrorista cuya autoría intelectual no ha sido aclarada y que fue explotado vilmente por el PSOE. Zapatero, nada más llegar al poder, se cargó el pacto antiterrorista, dando oxígeno a la organización criminal, al permitir que se presentara de nuevo a unas elecciones bajo las siglas ANV, y al negociar la "paz" con los asesinos mientras estos no hacían otra cosa que rearmarse, para volver a atentar a los dos años de legislatura socialista.
Entre finales de 2006 y 2010, ETA asesinó, si mis cuentas son correctas, a 13 personas, entre ellas 5 guardias civiles, un inspector jefe de policía y un militar, además de causar numerosos heridos y daños materiales, como la destrucción de la T-4 del aeropuerto Madrid-Barajas. Esto supone una inflexión notable en su actividad criminal, después de que en la segunda legislatura de Aznar no dejara de descender, año tras año.
En el mejor de los casos el llamado "proceso de paz" solo habrá servido para prolongar la agonía de la organización terrorista. Por mucho que se maquille la historia, cuando ETA sea derrotada definitivamente, Zapatero y Rubalcaba no tendrán derecho a ponerse ninguna medalla, aunque no duden que si están todavía en el gobierno lo harán, con la adecuada solemnidad. Podrán verlo en Informe Semanal.
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