El alcalde socialista de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, anunció hace unos días que el ayuntamiento apadrinaría a todas las niñas llamadas Tecla (patrona de la ciudad) que nacieran en adelante. Eso incluye desde becas de estudio hasta regalos el día de Reyes, o la tradicional mona de Pascua.
Hoy hemos comentado esta arbitrariedad de tintes bolivarianos en la tertulia de Cope Tarragona de los martes, y yo dije que me parecía curioso el afán de los socialistas -que tanto se llenan la boca con la palabra igualdad- por discriminar a los ciudadanos, por un motivo u otro.
De hecho, el pretexto para la discriminación es siempre proteger algo o a alguien (en este caso, una supuesta tradición onomástica). El moderador, Marc Solé, señaló algo en lo cual la verdad es que no había reparado, y que encaja significativamente con esta obsesión proteccionista. Dijo que en el futuro podría ocurrir que las chicas llamadas Tecla no podrían eludir la sospecha de haber recibido su nombre por mero cálculo interesado de los padres. En efecto: si una cosa caracteriza al socialismo, es que siempre acaba jodiendo aquello o a aquellos a los que "protege".