Pau Valero, en una entrada de su blog de e-Notícies, compara con los integristas islámicos a quienes denuncian que el castellano está perseguido en Cataluña. Para sostener semejante tesis (por llamarla de algún modo) procede de la siguiente manera: Primero, evoca una clase de personas ("todos sabemos de quién hablo") que pese a residir en Cataluña se caracterizarían por su rechazo frontal a integrarse en ella, negándose por principio a aprender el catalán y a contaminarse de cualquier rasgo cultural autóctono. A continuación, identifica a estos anticatalanes viscerales -de los que dice conocer a... uno ("només un cas però força significatiu") con grupos como estos:
-Quienes se hacen del RCD Espanyol para mostrar "su rechazo al país".
-Aquellos que sólo escuchan flamenco o reggaeton.
-Los que no sintonizan nunca canales de televisión o emisoras en catalán.
-Y por supuesto, aquellos que denuncian la persecución del castellano, influidos por "elementos externos al país".
Naturalmente, todo esto es tan monstruoso que cualquier persona automáticamente piensa en los terroristas de Hamas. Suerte que la Generalitat está volcada en el objetivo de que los inmigrantes musulmanes aprendan catalán en lugar de castellano. En Cataluña se podrán quemar banderas de Israel, atacar sinagogas y organizar células de terrorismo islamista, pero mientras los adolescentes prefieran el rock catalán al reguetón, todavía habrá esperanza.