sábado, 10 de noviembre de 2012
¿Alguien se acuerda del Estatut?
Entre las matracas más cansinas del nacionalprogresismo catalán se encuentra aquella de que los verdaderos separadores están en Madrid. El candidato socialista a las elecciones catalanes la ha vuelto a reeditar cuando ha acusado al PP de ser "la mayor fábrica de independentistas". Pero lo verdaderamente ridículo ha sido el argumento empleado, la recogida de firmas del PP contra el Estatuto de autonomía de 2006. ¿Alguien se acuerda de él? Después de la paliza que nos dieron con el dichoso Estatut durante los últimos años, desde la campaña de agitación previa a su elaboración, que prosiguió luego durante su redacción, el referéndum de aprobación y culminó con la histeria colectiva contra la sentencia del TC en 2010 (que no retocó nada esencial), ahora absolutamente nadie habla de ese engendro jurídico que parecía cuestión de vida y muerte para Cataluña. Han pasado solo seis años desde que se aprobó, y hoy resulta que lo vital es separarse de España. Pues bien, según Pere Navarro, los separatistas fueron cultivados por recurrir el PP (entre otros) un Estatuto que a nadie en Cataluña le importa ya una higa. Quien se empeña en encontrar agravios, desde luego los encontrará. Dicen los del PSC en su eslogan electoral "no independencia, no centralismo", pero a la hora de la verdad, con tal de atacar a la derecha española, están dispuestos a suministrar a los secesionistas toda la munición dialéctica que haga falta. Bien es cierto que no es nada nuevo, es lo que llevan haciendo treinta años. Como tampoco no es anecdótico que fuera Maragall quien empezara el lío del Estatut, y Zapatero quien lo hiciera posible. Esto es lo que han logrado los socialistas, un Estatuto que a los seis años parece ya caducado. Y ahora pretenden que creamos en su nueva idea, el federalismo. Se me ocurre dónde podrían meterse sus estupendas propuestas, pero lo dejaré a la imaginación de los lectores.