lunes, 13 de agosto de 2012

Imagine

Estoy viendo en la televisión la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Entre la sucesión de actuaciones musicales, suena Imagine de John Lennon. Me parece un ejemplo impagable de incongruencia que en un evento donde se dan cita todas las banderas del mundo, se escuche imagine there's no countries, "imagina que no hay países"... En cuanto a la canción en sí, la música es tan bella como irremediablemente idiota la letra. "Imagina que no hay Cielo, que no hay religiones, que no hay posesiones". Soñar que no hubiera posesiones, como soñar que no hubiera dinero, es una actitud infantil. Nos hace gracia que los niños deseen que no hubiera escuela. Pero en personas mayores, parecidos sentimientos son síntoma de inmadurez. Culpar a la propiedad de la violencia es como culpar a la comida de que exista el hambre, o al agua de que exista la sed. Es como detestar la fuerza de la gravedad, porque nos impide volar, olvidando que sin ella no existiría atmósfera ni por tanto vida sobre la Tierra.

Y la carga contra la religión, no puede ser más gratuita. Lennon y los Beatles, con todo lo que tienen de memorable, hicieron un flaco favor a nuestra cultura sumándose al carro del papanatismo orientalista, de oponer el cristianismo a un espiritualismo que es ajeno a Occidente, y por tanto queda reducido entre nosotros a una pose vacía. Ya cuando alguien me habla de religiones en general, sea a favor o en contra, se me disparan todas las alarmas. Es tal la diferencia entre cosmovisiones como la cristiana, la islámica o la budista, que englobarlas dentro del mismo concepto resulta abusivo. ¿Que tiene que ver, aparte del nombre, un Dios que al mismo tiempo se hace hombre, y predica amar a los enemigos, con un Dios remoto que ordena la sumisión incondicional? ¿Qué tiene que ver la divinidad con el nirvana?

La ceremonia continúa. Desde luego, sería impensable, en esta Europa nuestra, que tuviera el menor componente religioso. El plato fuerte es la música pop, con una brillante selección de los artistas británicos que más discos han vendido, y unos montajes coreográficos bastante vistosos. Nuestra cultura de masas difícilmente puede dar más de sí. Divirtámonos hasta morir, esta es su divisa. El sueño de Lennon, imagina que no hay religión, cumplido. Voy a apagar la tele. Necesito escuchar un poco a Bach para reconciliarme con la civilización.