domingo, 2 de agosto de 2009

Catalanes alienados

Uno de los infinitos chiringuitos nacionalistas que nos chupan la sangre, Plataforma per la Llengua, ha denunciado en un estudio que el cine en catalán es prácticamente inexistente en Tarragona, "pese a la demanda creciente". Y culpa a los propietarios de salas de proyección, a los que acusa de no saberse adaptar a la realidad del "país" (Cataluña, cómo no) después de "más de 20 (sic) años de democracia". Por todo ello exige la "regulación" del sector, es decir -imagino- que el doblaje en catalán se imponga por decreto y lo paguemos todos, vayamos o no al cine.

Por supuesto, si se proyectan tan pocas películas en catalán es precisamente porque los distribuidores se "adaptan" a la realidad social, no lo contrario. Si de verdad hubiera suficiente demanda, al igual que con cualquier otro producto o servicio, la oferta surgiría por sí sola, tarde o temprano.

Ahora bien, sí que es cierto que la escasez de películas dobladas al catalán no se corresponde con el porcentaje de catalanohablantes. O dicho de otro modo, incluso los catalanohablantes prefieren mayoritariamente ver las películas dobladas al castellano. ¿Por qué sucede esto? Se me ocurren dos razones. Una es que el público está acostumbrado a que sus actores preferidos sean doblados por la misma persona, y son reacios a que les "cambien" la voz. Pero más importante me parece el hecho de que generalmente la gente no va sola al cine, sino en familia, pareja o pandilla y, cuando el grupo, como es frecuente, no es monolingüe, se suele preferir la lengua que entienden todos perfectamente, que es el castellano.

Un nacionalista indudablemente replicaría que le vengo a dar la razón, que el catalán siempre acaba cediendo, y que por eso no hay mas remedio que imponer regulaciones desde arriba. Vamos a ver si lo entiendo. Si yo, que soy catalanohablante, voy con mi mujer, que es castellanohablante, a ver una película en castellano, resulta que estoy siendo oprimido lingüísticamente por mi señora esposa, y necesito que el gobierno autónomo acuda en mi rescate, restringiéndole a mi mujer (y de rebote a mí) su libertad de ver películas dobladas al idioma que le dé la gana. Pero ¿qué ocurre si yo no soy consciente de esta supuesta opresión? ¿Estaré alienado?

Al final, la dialéctica nacionalista es un calco, con otros términos, de la dialéctica izquierdista. Los obreros están explotados por los empresarios, y si ellos mismos no lo ven así, es que están alienados, han perdido la conciencia de clase. Por tanto, hay que salvarles, incluso aunque prefieran trabajar antes que quedarse en el paro. O, en el caso que nos ocupa, debemos salvar el catalán, incluso aunque a la mayoría de catalanes les parezca más importante comunicarse, en la lengua que sea.

Ya dijo Cioran que la sociedad es un infierno de salvadores... Aunque se les conoce más como socialistas o, según los casos, como nacionalistas.