domingo, 30 de agosto de 2009

Rodríguez Zapatero, José Luis

Presidente del gobierno español (2004-20...). Llegó al poder gracias a la hábil utilización contra el gobierno de José María Aznar de los atentados terroristas de Madrid del 11 de marzo, tres días antes de las elecciones, y cuya autoría no fue aclarada. Su primer acto de gobierno fue ordenar la retirada unilateral de las tropas españolas de Iraq, en ostentoso desplante hacia la coalición de fuerzas lideradas por los Estados Unidos. Su política exterior se movió en la simpatía hacia regímenes dictatoriales y antiamericanos como Cuba y Venezuela, y promovió el establecimiento de la "Alianza de Civilizaciones", cuyo objetivo era encubrir el conflicto entre Occidente y el Islam, originado por el apoyo material que varios países islámicos prestaban al terrorismo yijadista, presentándolo como un problema de falta de "diálogo", lo que suponía repartir las culpas entre regímenes democráticos y dictaduras. En política de inmigración, favoreció la llegada masiva de inmigrantes, con los consiguientes problemas económicos y de seguridad que ello acarrearía poco después.

En el interior, Rodríguez Zapatero rompió de facto el pacto terrorista que él mismo firmó con el gobierno anterior, e inició negociaciones con la organización criminal ETA. Como parte de estas negociaciones, presionó sobre el poder judicial para que no se aplicara la Ley de Partidos, permitiendo que grupos afines a los terroristas se presentaran a las elecciones, y tratando de obtener el control de las organizaciones de víctimas, opuestas a toda cesión. Al mismo tiempo, apoyó la elaboración de un nuevo Estatuto catalán, que establecía un sistema de relaciones bilaterales entre Cataluña y España, declarando a la primera como una nación, entre otras disposiciones manifiestamente inconstitucionales. A finales de la primera legislatura (2004-2008), se escenificó la ruptura de las negociaciones con ETA, para que no perturbaran las elecciones generales, ni más tarde las autonómicas vascas.

Además de obtener con esta estrategia el apoyo de los nacionalismos catalán y vasco, y a la larga la absorción de parte de sus votantes, Rodríguez Zapatero trató de ampliar la influencia del gobierno sobre la sociedad atacando determinadas creencias morales, particularmente las cristianas, por un lado; e incrementando el gasto y el endeudamiento públicos por otro, esto último sobre todo a medida que afectó a España la crisis económica mundial. Ello se tradujo en la ley que ampliaba el matrimonio a personas del mismo sexo y, en la segunda legislatura, a implantar el aborto libre dentro de un plazo determinado.

A finales de la segunda legislatura, cuando los síntomas de la crisis eran ya evidentes, Rodríguez Zapatero los negó, acusando de antipatriota a la oposición, y llegó a afirmar que el objetivo del gobierno para los próximos años era lograr el pleno empleo. Ya en la segunda legislatura, cuando no se podía negar la crisis económica, disparándose el número de parados hasta los cinco millones, la utilizó para culpar de ella al libre mercado y justificar una ruinosa política de expansión del gasto público.

(...)

Rodríguez Zapatero dejó una España con una sociedad empobrecida y dependiente del gobierno, más parecida a un país de Hispanoamérica (asolada por el populismo) que a uno europeo. Para ello, ya desde los tiempos en que se encontraba en la oposición, fue esencial su utilización de la guerra de Iraq, en la que fue derrocado Sadam Hussein, para promover la agitación y la mentalidad antiamericana, con una función manifiestamente similar a la del discurso antiimperialista desplegado por un Hugo Chávez. Al mismo tiempo, nunca ocultó su idea de la continuidad de su régimen con el de la Segunda República de 1931-1936, en la cual la izquierda jamás había aceptado una verdadera coexistencia con la derecha, lo cual condujo a una guerra civil. El gobierno de Rodríguez Zapatero demostró una vez más que si el Estado de Derecho no impone estrictos límites a lo que puedan hacer los dirigentes políticos, bajo el pretexto de su legitimidad democrática, es perfectamente posible, por no decir inevitable, que acabe surgiendo un líder sin escrúpulos, capaz de provocar una grave regresión económica y política en su afán por reforzar su poder. (Enciclopedia Galáctica, 2ª edición, año 12.009)