domingo, 25 de septiembre de 2011

Experimento mental sobre la inmersión

Acicateado por algunos comentarios discrepantes, pero inteligentes, a mi post interior, intento clarificar mis ideas. Propongo un experimento mental. Imaginemos que en Cataluña hubiera inmersión lingüística, en la escuela pública, pero en castellano, igual que en la mayor parte de España monolingüe, y que el catalán solo se estudiara en la asignatura de lengua catalana. Por supuesto, habría padres que reclamarían poder elegir el catalán como la lengua vehicular de sus hijos. ¿Cuál sería la posición de quienes ahora critican la inmersión lingüística en catalán?

Anticipo primero cual sería la mía. Yo no tendría nada en contra de la inmersión lingüística en castellano, es más, la preferiría incluso a la inmersión lingüística en catalán, aunque podría entender e incluso apoyar a los padres que reclamaran la opción de la inmersión lingüística en catalán para sus hijos.

Sospecho, en cambio, que muchos que ahora hablan de libertad, contrarios a la inmersión lingüística en catalán, no verían ningún problema en la inmersión lingüística en castellano. Les parecería lo "natural", dado que el castellano es oficial en toda España, una lengua con mucho más peso demográfico en el mundo, etc. Y yo compartiría estos argumentos, debo decirlo. No pensaría que los padres catalanohablantes estarían siendo relegados a una ciudadanía de segunda. Y sin embargo, estaría de acuerdo en concederles la opción de elegir la lengua vehicular de sus hijos.

Fin del experimento mental. Lo que ocurre, como sabemos, es lo contrario. Yo, la verdad, como acabo de confesar, preferiría la inmersión en castellano (siempre que el catalán no dejara de estudiarse: también es mi lengua), pero no creo que mi libertad esté coartada porque no pueda elegir, dentro del sistema público de enseñanza, que la lengua vehicular sea el castellano. Defenderé siempre a los padres que lo reclaman, por supuesto, pero no creo que se esté lesionando ninguna libertad esencial. Simplemente, mi concepción de Cataluña y España es diferente de la de los nacionalistas, pero creo que lo peor del nacionalismo no es que haya impuesto el modelo de inmersión en catalán. Me parece mucho peor, por ejemplo, la forma en que a los alumnos se les enseña la historia. O la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Y muchísimo peor que existan delaciones lingüísticas en el sector privado, o que se pueda obligar a las emisoras de radio o a las salas de cine con cuotas lingüísticas. Porque eso sí que atenta directamente contra libertades esenciales. No la lengua que se utiliza en los colegios.