Los blogs Islamización de Europa e In partibus infidelum se refieren a la noticia de la aparición de un partido islámico español, Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE), inscrito en el registro de Interior el 23 de julio.
La nueva formación se presenta con un discurso un tanto evanescente, jugando claramente al despiste. Así, habla de "justicia, igualdad, solidaridad y libertad", pero incluso esta retórica meliflua emite suficientes señales para ponerse en guardia. Nótese para empezar, de los términos entrecomillados, cuál es el que citan en último lugar. ¿Casualidad?
Tampoco se debe pasar por alto que pretendan desterrar "las prácticas usureras en las transacciones comerciales y el interés bancario", un intento obvio de asomar la ley islámica por el lado que despierta más connivencias con la extendida mentalidad anticapitalista.
Pero sobre todo, es especialmente significativa su pretensión de erigirse en representante de los "marginados", en especial los inmigrantes. Toda formación política que asegura defender no a individuos, a ciudadanos, a personas, sino a grupos, a colectivos, podemos tener por seguro que tenderá a restringir las libertades individuales (es decir, las únicas que existen). En una sociedad donde todos somos iguales ante la ley, sea cual sea nuestro sexo, creencias, origen social, etc, forzosamente debe desconfiarse de quien pretende redimir a un determinado grupo de personas. Esto implica que de hecho se quieren implantar leyes discriminatorias, a favor de determinadas minorías, es decir, que se pretende adulterar esa igualdad, y por tanto cercenar las libertades.
Estos empiezan, al socaire de la crisis económica, por la crítica populista del interés bancario, para hacerse los simpáticos en una sociedad donde la ignorancia de las leyes económicas, cultivada minuciosamente las veinticuatro horas del día por la cretinez ideológica que destilan casi todos los medios de comunicación, es sólo comparable a la ignorancia en física teórica. Luego ya vendrá lo demás, la sumisión de la mujer, la prohibición de la blasfemia, del vino y del cerdo, la persecución de homosexuales y judíos... Poco a poco, no tienen prisa: han esperado quinientos años.