jueves, 12 de junio de 2008

Qué manía

En los últimos años, tanto los gobiernos como los bancos centrales de Estados Unidos y Europa han adoptado multitud de decisiones que suponen una distorsión considerable del mercado libre. Por no hablar de la mayor distorsión de todas, que es la hipertrofia del sector público. Sin embargo, según la sabiduría convencional hoy imperante, cuando la economía entra en crisis, la culpa sólo puede ser del mercado libre.

Esta obsesión contra la libertad económica se torna patente ya no cuando se achacan a ella prácticamente todos los males, sino cuando se atribuyen al liberalismo decisiones que no tienen nada de liberales. Así, ante la propuesta de la Unión Europea de permitir las 65 horas laborables a la semana, no ha faltado quien ha hablado, concretamente desde el conocido periódico marxista-leninista de Barcelona, es decir, La Vanguardia, de "fundamentalismo del mercado".

El liberalismo, por supuesto, lo único que defiende al respecto es que cada cual pueda trabajar las horas que le dé la gana. Por tanto, está en contra de que ningún gobierno nos permita trabajar más o menos horas, o que dicte los horarios comerciales.

Inciso: Entiendo que esto para algunos es sencillamente escandaloso. Supone caer en un capitalismo salvaje como el que asola Inglaterra, con esas jornadas espantosas que padecen sus habitantes. ¿Os habéis fijado en esos pubs vacíos, en esos centros comerciales desiertos, debido a que todo el mundo está trabajando? ¿En esos pobres hooligans que no pueden desplazarse junto a sus equipos de fútbol por toda Europa, porque están férreamente atados a sus puestos de trabajo? ¿Alguien ha visto alguna vez a un inglés (¡uno solo!) disfrutando de unas merecidas vacaciones en Salou? (Fin del inciso.)

Que el vicedirector de La Vanguardia nos proporcione una abrumadora demostración de centrismo, escribiendo en tono elegíaco sobre las supuestas conquistas del movimiento obrero, entra dentro del guión más previsible. ¡A ver si El País o Público se van a creer que tienen la exclusiva del progresismo!

Ahora bien, que además ese señor demuestre no tener ni pajolera idea de lo que es el liberalismo, la verdad es que ya me deja un tanto descolocado. ¿Será posible, al fin y al cabo, que esa manía de nuestras clases supuestamente ilustradas contra el liberalismo se deba simplemente a que de ilustradas tienen mucho menos de lo que parece?