jueves, 26 de junio de 2008

La causa del terrorismo islámico es el liberalismo

O al menos es lo que se deduce de un artículo aparecido hoy en El País, según el cual "cien millones de jóvenes de Oriente Próximo están abocados al paro, la emigración o el extremismo islámico". De entrada, es de señalar el determinismo amoral que entraña esta frase. "Están abocados", como si los terroristas no fueran seres a los que pueda aplicarse el concepto de responsabilidad individual, no tuvieran capacidad de distinguir entre el bien y el mal. La vieja patraña de que la violencia nace de la pobreza, en definitiva.

Pero atención a la explicación que se da de la situación. Según el directivo de una ONG, "el principal problema es que la zona está evolucionando de economías proteccionistas a economías de mercado... En consecuencia, el Estado ya no puede garantizar el trabajo en el sector público."

El artículo prosigue exponiendo las consecuencias sociológicas de esta elevada tasa de desempleo juvenil, mostrando un panorama de frustración generalizada, y sin aventurar ninguna vía de solución. Es decir, que el típico lector de El País puede reafirmarse en la malsana convicción de que la culpa de todo la tiene esa maldita liberalización. Si los universitarios de El Cairo o Teherán contaran con una salida profesional en la administración, evitaríamos que la región se convirtiera en una cantera de terroristas.

Lo que no se recuerda es que los salarios de los funcionarios proceden de los impuestos, los cuales en su conjunto los paga el sector privado. Por tanto, inflar la administración para aumentar la tasa de empleo (con la consiguiente contracción de la inversión y de la generación de empleo productivo) es una solución tan quimérica como la máquina del movimiento perpetuo. Sólo puede funcionar trasladando el déficit envenenado a las generaciones futuras, que es lo que sugería cínicamente Keynes cuando dijo que a largo plazo todos estaremos muertos.

Si fuera cierto que las economías de Oriente Medio se están liberalizando, entonces se hallarían en el buen camino. Ello se correspondería con la tendencia a nivel mundial, que contradice la cantilena pesimista de la izquierda de que cada día hay más pobreza en el planeta. Pero aunque no fuera así, es vital que se identifique el verdadero problema de esta región, que no es Bush ni Israel, sino la falta de libertad, de capitalismo y de globalización. Todo lo contrario del análisis intoxicador que gustan de hacer los seudoprogresistas, esos tontos tan útiles para los islamistas.