domingo, 9 de diciembre de 2007

Ladridos en la noche

Estamos ya habituados a esos debates televisivos caracterizados por:

  1. Una proporción como mínimo de 2 a 1 a favor de los seudoprogresistas, que se justifica a menudo arteramente porque algún invitado, que podría haber equilibrado ligeramente la composición ideológica, ha rehusado entrar en ese juego con las cartas marcadas.
  2. Un guión trufado de supuestos previos hurtados al debate, que sitúa al elemento minoritario en una insuperable desventaja inicial, lo que junto con el punto anterior suele eximir al moderador de comprometer su imagen de imparcialidad. Basta con dejar que los perros destrocen a sus presas cautivas.
  3. Seudoprogresistas vociferantes e indignados, que no contentos con disponer en conjunto de más tiempo para sus intervenciones, interrumpen a sus oponentes sin cesar, pero se acaloran y amagan con largarse cuando no se hace un silencio sepulcral mientras hablan ellos, o se les arrojan a la cara verdades demasiado insoportables.
  4. Que se creen, además, con el derecho y hasta la obligación de insultar a quienes osan poner en duda las buenas intenciones congénitas de la izquierda.
  5. Que no se privan del más grueso efectismo demagógico ni del recurso a los tópicos más sonrojantes con tal de llevarse los aplausos de la claca. (Asegurados de todos modos porque ¿qué público sería tan masoquista para asistir a un programa a la mayor gloria de las opiniones dominantes, si no las compartiese en su gran mayoría?)

Estos elementos básicos se dan modélicamente en el programa de Tele5 “La noria”, que ha venido a sustituir al anterior dedicado al “corazón”, me imagino que hasta que en marzo se consiga el objetivo de que el partido socialista venza en las elecciones. Porque la selección de los temas no puede ser más reveladora. Andanadas contra la Iglesia, la monarquía, contra quienes critican a la monarquía (pero sólo si tienen un programa en la COPE y se llaman Federico), contra el ejército (incluso una medida tan popular como fue la supresión de la mili les parece digna del más encendido debate: claro, si la aplicó Aznar tiene que ser sospechosa.) Etc, etc. Típicos temas de la extrema izquierda y los nacionalismos, que permiten a los socialistas erigirse en adalides de la sensatez sólo con que aporten unas meras matizaciones retóricas, y a los que discrepan sin ambages como lacayos de la más negra reacción.

En el programa de hace dos semanas, todavía en la estela oportunista del “por qué no te callas”, la verdad es que no se atuvieron a ese guión, ¡los chavistas estaban en minoría!

Pero en el que fue emitido ayer, las cosas volvieron plenamente al esquema descrito. El tema del debate giraba en torno a la unidad en la lucha contra el terrorismo, ejemplificando con precisión el punto 2 al que antes me refería. Es decir, en lugar de debatir sobre si la política de Zapatero es correcta o no, merece credibilidad o no, parece que es mucho más importante tratar de explicarse cómo puede haber gente tan malvada que no le apoye. Así el escenario está servido para que estos izquierdistas y populistas (Revilla) muestren su indignación por la “utilización política” de las víctimas (punto 5), sin que nadie tuviera el valor de recordarles la utilización de 192 muertos que llevó a los socialistas al poder. Y sobre todo, para que vuelvan una y otra vez con el embuste increíble de equiparar la política antiterrorista de Aznar a la negociación de Zapatero con ETA, sacando petróleo de aquel mal día en que el primero mencionó al MLNV.

Hubo momentos antológicos, como cuando la Comisaria del Pueblo Pilar Rahola llamó malnacido a Jiménez Losantos (punto 4) por afirmar sarcásticamente que si Zapatero es reelegido, ofrecerá un ministerio a un etarra. ¿Qué tendríamos que decir entonces de los exabruptos de un José Blanco, entre otros mamporreros oficiales, acusando al Partido Popular un día sí y el otro también de hacerle el trabajo sucio a ETA? No faltó tampoco la Pilar Manjón de turno, encarnada en la viuda de un ertzaina, partidaria de la negociación con quienes asesinaron a su marido. Al parecer los responsables del programa no encontraron a otra víctima más representativa, después de que el presidente de la AVT rehusara la invitación de asistir a semejante encerrona.

El debate alcanzó su clímax cuando Miguel Ángel Rodríguez afirmó que la política de Zapatero no pretendía acabar con ETA, sino que era una estrategia política. ¡La que se montó! A la Rahola y a Enric Sopena sólo les faltó echar espumarajos por la boca. ¡Atreverse a dudar de las buenas intenciones del Líder Máximo! (punto 4). ¿Cuáles fueron sus argumentaciones? Creánme que no exagero si afirmo que no se molestaron en ofrecer ninguna en absoluto. Sencillamente, la bondad de los gobernantes es un axioma que no admite discusión. En una inversión espeluznante de la más básica cautela liberal, que consiste precisamente en no fiarse jamás de quien ostenta el poder, y con esa finalidad establecer todo el sistema de controles y contrapesos que caracteriza a los Estados de Derecho, nuestros seudoprogres sencillamente se niegan a admitir, siquiera como hipótesis, que un gobernante pueda abrigar intereses incompatibles con los de su pueblo. Cualquiera diría que si hubieran vivido en el siglo XVII, se habrían sentido cómodos defendiendo la monarquía de derecho divino. Por supuesto, si en vez de en el siglo XVII, se encuentran en el año 2008 con la derecha en el poder, descubriremos entonces a unos acrisolados liberales, que arrojarán todo tipo de sombras de sospecha sobre cada estornudo de Rajoy.

Toda discusión sobre las intenciones de los gobernantes es propia de una fase intelectual primitiva. De lo que se trata es de juzgar los resultados de sus actos, que con las mejores intenciones pueden perfectamente conducir a los mayores desastres. Atenerse a las bellas pero vacuas palabras de paz y democracia, que han acompañado tantas veces a los excesos del poder, no es menos estúpido en el fondo que si quisiéramos juzgar a Hitler exclusivamente por las filmaciones en las que aparecía acariciando afectuosamente a su perro.

ACTUALIZACIÓN: Elentir acaba de informarnos de un artículo criticando este programa que ha sido censurado en un periódico digital. En cuanto podamos conseguir el artículo, habrá que publicarlo.

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: Hartos de ZPorky ya lo tiene. ¡Esto es eficacia!