miércoles, 26 de marzo de 2014

Vox en Tarragona

Esta tarde hemos asistido unas ochenta personas a la presentación de Vox en Tarragona, donde se han escuchado las intervenciones del coordinador provincial, Álex de Anta, del presidente provisional del nuevo partido y cabeza de lista para las elecciones al parlamento europeo, Alejo Vidal-Quadras, y de otros dos integrantes de la candidatura, Iván Espinosa de los Monteros y Cristina Seguí.

Éramos pocos, pero los discursos valieron la pena. Me sorprendió gratamente el muy elaborado de Álex de Anta, a quien no tenía el gusto de conocer fuera de su cuenta de Twitter. El coordinador del partido en Tarragona desarrolló, hablando tanto en catalán como en castellano, una interesante diferenciación entre la catalanidad (fundada en los elementos hispanorromano, cristiano y familiar) y el catalanismo, definido como una ideología totalitaria que en realidad atenta contra los valores de la catalanidad.

Siguió la intervención de Cristina Seguí, que empleó un tono personal para recordar los principios que inspiran a Vox, empezando por la cuestión decisiva de la defensa de la maternidad.

En tercer lugar, tuve el placer de descubrir a un excelente orador, a Iván Espinosa de los Monteros. El cofundador de Vox incidió en la batalla de las ideas contra el pensamiento único socialdemócrata, concluyendo con una elocuente defensa de la capacidad emprendedora de los españoles, ahora atrofiada por un estatismo asfixiante.

Por último, la intervención de Vidal-Quadras no defraudó lo más mínimo; arrancó aplausos y risas y se metió al público en el bolsillo. El veterano político empezó arremetiendo contra el disparate separatista, definiéndolo como lo que es, como algo que no tiene cabida en el estado de derecho. Rechazó también la falsa solución federalista, pues sólo tiene sentido para unir lo que previamente estaba separado, y defendió como objetivo a largo plazo la eliminación de las autonomías. De ahí pasó a la parte central de su discurso, una brillante y didáctica crítica del insostenible sector público que padecemos. Vidal-Quadras señaló que no sólo los partidos establecidos son incapaces de afrontar la indispensable reducción de las administraciones (porque ello pasaría necesariamente por deshacerse de sus respectivos "pesebres") sino que ni siquiera ninguno de los nuevos partidos defiende seriamente tal reducción. Vox es la única formación que aboga realmente por encoger el volumen estatal, pasando del 47 al 40 por ciento del PIB en una legislatura.

En suma, fue una reunión en la que se atacó explícitamente el consenso socialdemócrata. Por esto, Vox será tachado (lo ha sido desde el primer momento) de ultraderechista. Buena señal, porque hoy cuestionar el pensamiento único progresista es anatema. Queda sin embargo lo más difícil, romper esa "espiral del silencio" a la que se refirió Álex de Anta. En Cataluña, como demuestra la modesta asistencia tarraconense, será una labor especialmente ímproba, porque la combinación de progresismo y nacionalismo resulta especialmente potente. Pero sucede que sólo si cuaja en esta región de España, podrá tener verdadero éxito.

En las redes sociales se ha discutido sobre la idoneidad de que Vidal-Quadras permanezca en Bruselas; yo mismo he expresado mis dudas sobre si no sería mejor tenerlo más cerca, en la política nacional. Pero en este momento lo que conviene es que Vox arraigue, que obtenga un buen resultado en las elecciones europeas; y con Vidal-Quadras como cabeza de lista, las garantías son claramente mayores. Basta escucharle para desterrar cualquier duda, al menos en mi caso.