domingo, 30 de marzo de 2014

Loca

Me entero por la columna de Pilar Rahola en La Vanguardia de que Shakira ha cantado en catalán y de que algunos disfuncionales la han insultado por ello en las redes sociales.

No vamos a descubrir a estas alturas que internet está poblado de imbéciles y de psicópatas. Yo he visto en Twitter a defensores de los animales alegrándose por la cornada sufrida por Enrique Ponce en Valencia. He visto también a gente burlarse salvajemente de las víctimas de ETA, o desearles a las mujeres que se manifiestan contra el aborto que sean violadas.

Ahora bien, nunca se me ocurriría extrapolar estos ejemplos de vileza desquiciada a grupos más amplios. Es decir, nunca se me ocurriría decir que todos los defensores de los animales son unos malnacidos, porque algún tarado se alegra de que un torero haya sufrido graves heridas.

Sin embargo, porque Shakira ha sido insultada en alguna red social, Pilar Rahola ha escrito que "España es un país con un ADN alérgico a nada que no sea castizo, no en vano ha dedicado miles de leyes, durante tres siglos, para (sic) intentar destruir el catalán." Y concluye: "puede que en las cuevas de los cerebros FAES se entienda el ataque a una cantante por cantar en un idioma. Pero fuera de España, sólo es la expresión más torera, ergo más primitiva, de la intolerancia."

Rahola titula su artículo, irónicamente, "Locos por Shakira". Análogamente, podríamos decir que ella está loca por España. Porque hay que sufrir una obsesión preocupante para referirse a todo un país de 47 millones de habitantes en términos tan despectivos y ferozmente caricaturescos. Aunque lo de mezclar sin venir a cuento a FAES y a los toros con los insultos a Shakira es, si cabe, todavía más tramposo. Es como si ante los berridos de los filoetarras, alguien se pusiera a despotricar del Orfeón Donostiarra o del bacalao a la vizcaína.

Desafío a la señora Rahola y a quien sea a mostrarme un sólo insulto contra los catalanes que haya salido de algún estudio de FAES; o a rebatirme que los toros han disfrutado, históricamente, de una gran popularidad en Cataluña.

Claro que si argumentar contra las ideas nacionalistas y separatistas, como se hace desde FAES y otras instancias intelectuales, políticas y mediáticas, es insultar a todos los catalanes, será difícil que nos entendamos. Si del hecho de que algunos hinchas de fútbol, entre otras eminencias, se meten con la novia de Piqué, inferimos que los españoles en conjunto odian la lengua catalana, entonces cada vez que Homs abre la boca se podrá decir, en justa reciprocidad, que los catalanes en conjunto no decimos más que sandeces; y tendremos poco derecho a quejarnos.

Sospecho que esto es lo que, tras su meliflua retórica sobre el "diálogo", desean los nacionalistas en el fondo: que desde fuera de Cataluña se considere a todos los catalanes como una masa monolítica de fanáticos irreductibles, del mismo modo que la vehemente tertuliana ve a todos los españoles como una caterva uniforme de imperialistas casposos y con aliento a brandy barato. Casi tan barato como la retórica de Pilar Rahola.